Diego Elizondo, atleta del Programa de Alto Rendimiento de la Secretaría de Deportes, pudo cumplir su objetivo mayor para el 2022 que era correr la Maratón de Nueva York, aunque para ello, debió realizar una intensa preparación a lo largo de toda la temporada.
“Este año lo planificamos con un comienzo de carreras cortas, corriendo una media maratón hasta llegar a la De Nueva York, por ello es que fuimos haciendo un trabajo progresivo. La idea de este plan de trabajo era llegar de la mejor manera. En Villa María, Córdoba ocupé el quinto puesto, luego vino otra carrera en Buenos Aires (Maratón del Consejo), donde puede ganar en los 10 kilómetros; allí pude empezar a tener un poco más de velocidad. Posteriormente vino la media maratón de San Juan, donde el cambio de 10 a 21k se sintió y finalicé 4°, aunque en diez segundos entramos los cuatro primeros», dijo.
En ese sentido que «luego, antes de viajar a Estados Unidos, tuve oportunidad de correr la carrera aniversario del Liceo, en la provincia de Mendoza, una carrera de 10k con muchas pendientes; me favoreció que el circuito no era llano y pude ganar antes de mi viaje. Llegó el turno de Nueva York, donde llegamos con ese trabajo planificado realizado, donde se trabajó mucho en la parte muscular. Esa preparación lleva mucho tiempo de entrenamiento, pero con un arduo trabajo en el gimnasio en la parte de fuerza para evitar lesiones, ya que con tantos kilómetros corres el riesgo de lesionarte si no has hecho una buena preparación física, que es lo que hice con Gustavo Milla, haciendo hincapié en la parte inferior del cuerpo y gracias a Dios, en ningún momento sufrí una lesión, ni en el trabajo previo ni en la maratón misma y con mi entrenador Alexis Esteban Abot, con quien trabajo hace más de diez años pudimos llevar de a poco la planificación para llegar a los 42k».
Además, sostuvo que «en Nueva York no se dieron buenas marcas porque es un terreno muy quebrado; no tuvimos la suerte de tener un buen clima, ya que las maratones se corren con una temperatura de 10 a 14 grados y el día de la carrera se largó con 22 grados, sumado a la humedad y el viento que había, así que se sufrió muchísimo. Para darse una idea, los keniatas están acostumbrados a hacer los 42k en 1 hora 1 minuto, o dos minutos y en esta ocasión hicieron 2 horas 9 minutos. Yo la sufrí muchísimo y no fue buena mi marca, ni la de nadie. De todos modos quedé contento porque llegué como el mejor argentino; quería estar porque sumaba puntos para ir a los Juegos».
Por último, contó que «ahora vi que la federación internacional ha programado carreras muy llanas, como la de Rotterdam, Sevilla o la de Berlín. Espero poder planificar el 2023 con alguna de esas carreras. Me gustaría la Berlín que es la más llana, en el mes de octubre; también está el mundial de media maratón en Suiza, que es un mes antes y tratar de estar en las dos sería, sin dudas, lo más fuerte. Lógicamente haría algunas carreras durante el año en el país, esperando concretar un 2023 espectacular”.